
Leyendo el viernes el blog del siempre afilado, concreto y claro Andrés Pérez Ortega y su entrada No quiero ayudarte me vino a la cabeza las dos figuras que en mundo de la orientación suelen abundar: la del/la usuario/a que te pide que le digas lo que tiene que hacer, y la del/la orientador/a que cree que orientar es decirle a la persona que tiene delante lo que tiene que hacer, punto por punto.
Desde mi punto de vista, la orientación tiene que ser una intervención temporal cuyo fin último tiene que ser que la persona sea lo más efectiva y autónoma posible en su búsqueda de empleo. Efectiva por el conocer y tener las herramientas y cauces necesarios para poder hacer esa búsqueda, no porque encuentre a la primera trabajo, y autónoma porque, como proceso, lo que se pretende es que en el tiempo que acude a orientación desarrolle las habilidades necesarias para que pueda hacer su propia búsqueda de empleo, pues conoce las herramientas y se puede ir actualizando. Hay usuarios/as que estoy convencida de que se han marchado de la entrevista o de algún taller decepcionados desde el punto de vista de que no les he dicho lo que tienen que hacer. La toma de decisiones, la planificación de objetivos, ¡hasta cómo hacer un curriculum! son aspectos tan básicos y personales que, como persona que trabaja en la orientación, no puedo hacer más que eso, orientarte, darte ideas, claves, sugerencias y recomendaciones para que tú, como dueño/a de tu propia vidas, puedas tomar tu propia decisión. Lo tengo comprobado, la toma de decisiones da mucho miedo, porque eso implica asumir la responsabilidad de lo que derive de esa decisión, y anda que… no, no, quita, quita… dime lo que tengo que hacer y si eso ya te echaré la culpa o te daré las gracias. Si acudes a un servicio de orientación esperando que te digan lo que tienes que hacer es posible que recibas tu dosis de los diez mandamientos, pero no estás siendo orientado, estás siendo dirigido por alguien que, desde su gran capacidad profesional y su más buena intención, te dice qué cosas tienes que hacer. Pero, ¿crees que eso es lo que necesitas realmente? ¿Alguien que te diga lo que tienes que hacer? Si eso es lo que quieres me parece fabuloso, pero si lo que quieres es avanzar en tu vida profesional, probablemente no sea la manera más adecuada. Crecer sólo puede hacerlo uno/a mismo/a tomando sus propias decisiones, asumiendo sus equivocaciones y alegrándose de sus éxitos. Solo tú eres dueño/a de lo que haces, no dejes a otros/as el marrón de decirte lo que tienes que hacer.
Andrés Pérez Ortega da en la clave, y es que, como bien dice, «No quiero darte un pez, ni siquiera quiero darte una caña porque eso significa que, además de tener que darme las gracias, vas a tener que comer pescado aunque prefieras una ensalada o un filete. Lo que pretendo es que aprendas a buscarte la vida» Y chico, no puedo estar más de acuerdo con él…
Un comentario en “¿Y a ti quién te dice lo que tienes que hacer?”