Pensaba escribir una entrada de valoración de año, de planificación de objetivos, de propósitos y tal. Pero no. Este año 2017 ha sido complejo, mucho estrés, personal y profesional. Acabo el año cansada de verdad, física y emocionalmente. Así que paso de hacer balance, ya sé lo que he aprendido. Y ya sé lo que quiero.
He aprendido que lo más importante en la vida es saber «surfear» lo que viene, sacar lo mejor de uno mismo cuando más falta hace pero cuando menos fuerza tienes. He aprendido que la vida es dar, pero dar de verdad. Eso sí, sin pasarnos, que luego claro, acabamos agotados, y eso no es. He (re)aprendido que los tuyos son lo más importante (esto ya lo sabía, ha sido la confirmación total y plena) Y he aprendido que cuando no hay más para dar, siempre se pueden dar sonrisas.
Y quiero seguir así. Dando lo mejor, hasta donde llegue, y que cuando no me salga lo mejor, pues bueno, no pasa nada. No soy BatGirl. Quiero decir no a veces, a ver si lo consigo. Y jo, sí, recuperar mi vida social, que tengo a los/as amigos/as un poco (bastante) abandonados… Y poco más, es que por mucho que quiera, va a depender de lo que vaya haciendo, así que como dice mi apreciada Ana Rubio, nada de propósitos de año nuevo, los importantes son los propósitos de día nuevo, que son los que de verdad importan.
Con que nada, a por el 2018 con muchas ganas, a crecer, a aprender y a dar lo mejor, que al final es lo que cuenta. ¡Feliz año/día nuevo!
FLUYE ! a por el 2018